miércoles, 20 de mayo de 2009

Aún queda mucho por hacer

Me dice un responsable de una asociación de autismo que el principal problema que supone este trastorno es la dificultad para comunicarse, y pienso en lo difícil que tiene que ser sufrir esta limitación en la sociedad actual. Pero al preguntarle sobre cuáles son los errores más frecuentes a la hora de tratar a estas personas, critica que habitualmente la gente se dirige a ellos como si fueran niños o sonriéndoles por el hecho de tener una discapacidad. "Aún queda mucho por hacer", dice, y yo asiento.

Pero al cabo de unos minutos acaba nuestra conversación y me invita a conocer el local de la asociación. En un aula, una pedagoga da clase a un niño con autismo y, al entrar yo, me presentan a ambos. Me siento tonto al descubrir que, según estoy escuchando sus nombres, ya tengo dibujada una sonrisa con ciertos toques de compasión. "Aún queda mucho por hacer", pienso. Y mi acompañante asiente, como si pudiera leerme la mente.

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